sábado, 15 de febrero de 2014

FINAL FANTASY XIII

Ha llegado la hora de finalizar la historia de Lightning. La trilogía FFXIII se cierra con un videojuego planteado como todo un ejercicio de "fan service", dando a sus fieles seguidores lo que el primer juego no les ofreció. Exploración, libertad y lucha contra el tiempo en un título en el que te tendrás que ajustar el reloj para salvar al mundo.

Fue un buen videojuego, con un sistema de batalla inteligente y un apartado artístico sensacional. Sin embargo, los nipones se esforzarían a partir de entonces en dar a los jugadores justo lo que querían. FFXIII-2 dio el primer paso, con un mundo más abierto y cantidad de "quests". Pero es sin duda Lightning Returns: FFXIII la obra que protagoniza el paso más decidido para tratar de atender a las peticiones recibidas, innovando y acercándonos un sistema de juego que poco tiene que ver ya con las entregas previas.

Esta ha sido la transformación de una trilogía que, aunque pudiera parecer difícil de creer, ha ido a menos con el paso de los años, siendo esta última entrega la menos agraciada. Unsistema de batalla más dinámico, cantidad de territorio a explorar, más misiones a completar y una mecánica que pone caducidad a nuestra estancia (al estilo Majora's Mask) no han servido para mejorar el resultado. Como decíamos al principio del artículo, los japoneses reconocieron sus fortalezas con FFXIII, pero aún más sus debilidades, poniendo en él justamente lo que sabían hacer. No escucharon a los jugadores, hicieron lo que creían conveniente, y tal vez por ello aquella obra se quedará como la más destacada, como la que recordarán los fieles seguidores de una franquicia que, a pesar de todo, con Lightning Returns tendrán una gran oportunidad de conocer qué es lo que finalmente ocurre con la protagonista de pelo rosa.


El argumento se convierte una vez más en el principal articulador de todo lo que ocurre en un Final Fantasy. Tras la pérdida de protagonismo en la pasada obra, Lightning regresa como el "redentor", la persona escogida por dios para cumplir su divina voluntad. ¿Cuál es? Eso toca descubrirlo en una aventura que de sus 25-35 horas de juego (mínimo), una buena parte de ellas corresponden a "intros" que usan el motor del juego y secuencias generadas por ordenador. Todo con voces en inglés y subtítulos en castellano para que nadie se pierda.

Se trata de algo importante para ir entendiendo el plan divino que Brunivelze tiene paraNova Chrysalia, un planeta al que se ha puesto fecha de caducidad: 13 días. Una cantidad de tiempo en la que nuestro personaje deberá salvar todas las almas que pueda. Sólo así estirará algo más el tiempo disponible para que Serah, su hermana, le sea devuelta dentro del pacto firmado con la divinidad de un mundo que se desmorona.





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