Resulta que Lego The Movie es una buena película generada por ordenador repleta del humor que TT Games había introducido en todos sus juegos, una historia con un héroe singular: Emmet, un trabajador de la construcción que bien podría ser el muñeco más genérico que encontrarías en tu caja de piezas, cuya vida es la misma que la del resto de compañeros, mismos gustos, misma mente cuadriculada. Vive para su trabajo y nada le sacará de ahí. Pero existe un villano que quiere dar forma al mundo de Lego bajo su estricta visión ordenada, separando cada universo –lo que vendría a ser cada set de piezas- con mano férrea. Emmet desconoce esto hasta que por casualidad se encuentra con un objeto misterioso y entra en escena Supercool, una especie de Trinity de Matrix que mostrará al supuesto elegido el camino que dicta la profecía. Realmente el argumento no suena especialmente novedoso, la genialidad está en la forma de contarlo y el mensaje que guarda en favor de la imaginación: no seas otro ladrillo en el muro.
Lego The Movie Videogame sigue las líneas generales de este argumento, con situaciones extraídas de la película, tanto que esta vez las secuencias cinemáticas son extractos de ella con algunos de los mejores gags y escenas de acción. Aviso a navegantes de Youtube: los desarrolladores desactivan la función de compartir vídeo en esas escenas por cuestiones obvias –juego y película se estrenan simultáneamente-. De vez en cuando se nota que la velocidad de los acontecimientos va algo acelerada y que el juego está demasiado restringido al camino marcado en la película, pero tendrás todo lo que esperas de esta saga de videojuegos: un poco de plataformas, acción y puzles, distribuidos mediante misiones que van cambiando constantemente el ritmo de juego con gran variedad de acontecimientos. Dependiendo de nuestros gustos y del buen hacer de TT Games, encontraremos secciones muy entretenidas y otras más tediosas, con una dificultad que ha sido bajada sensiblemente respecto a pasados juegos de la compañía.
En lo jugable recuerda mucho al resto de adaptaciones, siendo el elenco de personajes y sus diferentes habilidades una de las mecánicas constantes para avanzar en cada escenario. Emmet puede utilizar su martillo hidráulico para romper ciertas superficies o construir objetos de un color concreto, mientras los personajes femeninos pueden saltar a una mayor altura; Supercool por ejemplo es capaz de escalar ágilmente y crear figuras de manera creativa sin la necesidad de las instrucciones que tanto traen de cabeza al protagonista, mientras que el personaje de Benny puede hackear terminales. Por supuesto, la mejor forma de disfrutar del juego es con el cooperativo local, donde las risas se multiplican. Una pena que aún no se haya contemplado el multijugador online.
Hay que reconocer que se han incluido unas pocas novedades en forma de minijuegos bastante divertidos, aunque en ningún caso modifican drásticamente la forma de jugar. Al mencionado de hackeo se suma uno para improvisar determinados vehículos o ingenios buscando objetos –suelen estar escondidos-, sean parte del decorado o enemigos, para destrozarlos y fusionarlos en algo nuevo. También hay puzles en los que debemos seleccionar una pieza de entre varias mostradas para completar una construcción. Son buenos añadidos y completamente coherentes con el argumento que se trata, la separación de los creadores –y por tanto de los personajes- según la originalidad de aquellos que se limitan a seguir las normas y los que innovan. El resto del recorrido realizaremos lo habitual en juegos de Lego: buscar piezas clave, mucha recolección y lucha contra robots hostiles mediante un sistema de combate bastante simple, que no malo.
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